¡Madre y ciclista!
Nuestras madres serán de las pocas personas con las que podremos contar siempre. Han estado a nuestro lado desde el primer día, gran parte de nuestra forma de ser es gracias a ellas. Si montamos en bici es porque seguramente sin que nosotros/as lo supiéramos ellas estaban ahí, animándonos a hacerlo. Aunque sabemos que muchas madres ''sufren'' cuando nos vamos solos/as con la bicicleta por si nos pasa algo, o no les gusta ver las carreras porque les parecen peligrosas, pero siempre contaremos con su apoyo.
Ellas nos han curado nuestras primeras caídas con la bici, nos han llevado a las carreras y lo más seguro es que nos comprasen nuestra primera bicicleta. Hay personas que se iniciaron en el mundo del ciclismo por su madre, ya que compiten en MTB , en ruta o triatlón. Estas son unas Super-Madres ya que sacan tiempo para todo, trabajar, entrenar y querernos mucho.
Por estas fechas lo normal es regalar algo a nuestras madres, prepararles algo especial o invitarlas a comer en su sitio favorito. Nosotros os queremos contar una historia de una madre que comparte la afición del ciclismo con su hija.
MEME – AMELIA VICENTE
Funcionaria de profesión desde hace casi 30 años, trabajo que le apasiona, y madre de una adolescente de 17 años recién cumplidos. Para Meme la vinculación con la bicicleta fue una casualidad. Su vida, hasta los 35 años transcurrió sin contacto alguno con el deporte, hasta que después de su maternidad decidió apuntase a clases de ciclo. Esa decisión cambió su vida y pedalear se ha convertido en más que una afición. Instructora de ciclo indoor, impartió clases durante más de ocho año, presidenta de un club de ciclismo de chicos desde hace 14 años, cuando casi no había chicas en este deporte, colaboradora en Planeta Mtb (ahora Planet MTB) primera revista de ciclismo que se atrevió a tener una sección de ciclismo femenino hace ya casi una década y donde ha contado cientos de historias y muchas vivencia, colaboradora durante dos temporadas en She Rides… ¿Su gran pasión? Hacer llegar este deporte a todas las chicas, contagiar el amor por la bicicleta y demostrar, que si se quiere, se puede.
¿Cuando comenzaste a montar en bicicleta?
Fue una consecución de casualidades. Al lado de mi casa abrieron un Polideportivo, y coincidió que yo acaba de tener a mi hija. Quería hacer algo de deporte, pero no había encontrado nada que me gustara. Ni natación, ni aerobic, ni gimnasio. Entonces me hablaron de clases de ciclo, donde se pedaleaba al ritmo la música. Decidí probar y me encantó. Al poco tiempo, mi entonces marido comenzó a montar en bici con un grupo de amigos y vecinos de Rivas y compartía conmigo sus aventuras de cada domingo. Empecé a curiosear el foro que tenían, me dejé llevar por el buen rollo, y decidí probar, ya que uno de mis sueños siempre fue hacer el Camino de Santiago en bici. Dos años antes lo había intentado, pero se quedó en un intento y en una decena de salidas en bici. Entonces no sabía ni montar en bici, y siempre volvía a casa magullada.
¿Sueles salir a entrenar con tu hija Marta? ¿Cuándo empezó ella?
Ahora, que ya tiene 17 años, salgo con ella casi siempre. Le encanta, y disfruta muchísimo y la verdad que se le da muy bien. Mi hija ha visto siempre bicicletas en casa. Desde que fue un bebé la llevábamos en su sillita, le gustaba tanto que hasta se dormía, más tarde la llevábamos con un trail-gator, hasta que empezó a pedalear sola. En el club en el que estamos su padre y yo siempre nos hemos preocupado mucho por hacer actividades para los pequeños: peque-rutas, cursos para quitar ruedines, etc. Además les hemos llevado muchas veces a compartir marchas con nosotros, como a las 24Doce, a Ronda o al Soplado. Mi hija ha vivido el ambiente ciclista desde siempre. Con 10 años, la llevamos a hacer un tramo del Camino de Santiago, desde Ponferrada, viaje que le marcó muchísimo. Desde hace un par de años además de bici de montaña tiene de carretera, y le gusta más, aunque a mí personalmente me da más miedo. ¡Ah! Me olvidaba, también tiene una “clásica”, una Peugeot preciosa y ha ido a varias marchas clásicas conmigo y con su padre, siendo la más joven del pelotón siempre.
¿Sales a disfrutas o a entrenar?
Ambas cosas. Hay días para disfrutar y días para entrenar. Tengo que decir que este año me lleva ella con el “gancho”. Ha evolucionado muchísimo, lleva una cadencia perfecta, y se acopla en la bici perfectamente. Ahora ya sale con mi club, El Altillo Bike, y es capaz de seguir a rueda, y mantener un ritmo alto. Es una más.
A mí, además, me gusta mucho viajar con la bicicleta. Siempre reservo una semana para irme con unos compañeros del club a hacer un viaje, llevamos más de 12 años recorriendo España: Pedales de Granada, Pedales de León, Tracks Astur, Pedales de Lava, Transalpina, Traspirenaica (en dos tramos), Pedales de Ports, Tracks Costa Brava; Bidasoak Pedalak. Este año ya tenemos destino previsto para finales de mayo, nos vamos al sur a hacer la Sacacorchos, y la verdad que tengo muchas ganas por que esa zona me encanta. He hecho los 101 de la Legión más de 6 veces, y este viaje sale y llega a Ronda, que para todos los amantes de los “cientouno” tiene mucho significado.
Y además he hecho varios viajes cicloturistas con alforjas, a parte del Camino de Santiago 5 veces desde varios tramos, el Camino de Uclés, el Camino de los Monjes, parte de la Vía de la Plata, Camino Real de Guadalupe, el Danubio y hace dos años recorrí la costa portuguesa desde Oporto a Lisboa, casi 400 kilómetros un viaje precioso y súper recomendable.
¿Cómo es ser dos ciclistas en casa?
La verdad que es algo muy chulo. Ver que mi hija tiene inculcado el amor por la bici me llena de orgullo. Este año además ya hemos podido llevarla a su primera gran ruta, y hemos hecho la Clásica de Bilbao y se lo paso pipa. El siguiente gran reto suyo en la Treparriscos. Así es que con estos objetivos, la motivación está siempre a tope. Intentamos no poner excusas para salir a rodar, y a veces nos agobiamos mutuamente al ver que la fecha se acerca. Mi hija tiene en su teléfono un calendario-reloj con la marcha atrás de los días que quedan y cada día me recuerda “mamá, quedan tantos días”.
El tema de los estilismos ciclistas ¡también es un momentazo! Tenemos un montón de equipaciones, maillots, cascos, gorras, guantes, gafas… nos cambiamos de todo. La verdad es que las dos somos muy exquisitas a la hora de equiparnos, tenemos que ir conjuntadas perfectamente, colores y accesorios. A mí me encanta verla vestida de ciclista.
¿De dónde sacas el tiempo para entrenar?
Pues es lo más duro, pero tengo la suerte de que la bici para mí es un hobby y que la mayoría de mis amigos son amantes del ciclismo y del deporte en general. Por lo que los fines de semana y vacaciones siempre hago algo relacionado con la bici o el deporte.
Cuando preparo un reto o una prueba, es cuando me planteo entrenar, no lo hago todo el año porque psicológicamente y emocionalmente me resulta muy pesado, aunque años atrás no he parado de marchas, pruebas y retos (con 10 años menos, claro).
Por ejemplo, hace dos año me marque la Mussara, y entonces entrené de Enero a Mayo, con cierta rutina. Luego ya, disfrutar de la bici.
¿Que cómo me organizo? Pues trato de ver las semanas que tengo por delante, e intento ir aumentando cantidad y calidad. No sigo planes de entreno, simplemente ruedo y sumo kilómetros. Entre semana intento hacer un par de salidas cortas, y los fines de semana más largas. A medida que se acerca la fecha empiezo meter altitud y puertos. Aunque no me gusta el rodillo, si que hago cuando tengo menos tiempo o cuando llueve. Para eso soy muy estricta, y si me propongo hacer dos días de bici o x kilómetros entre semana y no puedo por el clima o por compromisos me subo al rodillo.
¿Qué más deportes practicas?
Hace seis años “soñé” hacer un triatlón, algo que me parecía imposible. Y empecé a correr. Me costó muchísimo porque me lesionaba constantemente. Al final cumplí mi sueño, e hice dos triatlones, un sprint y al año siguiente un Olímpico. Una experiencia que no olvidaré.
Entonces decidí no dejar de correr, ya que mis músculos y articulaciones se habían acostumbrado no quería perder eso. Y continué corriendo un par de días a la semana, aunque a veces poca distancia y muy despacio, pero lo importante para mi era no dejarlo.
Un día probé un trail, y me gusto tanto que ahora solo me gusta correr por el campo y la montaña. El pasado año me propuse hacer un circuito de Trails cortos, de 10-12 kilómetros, y lo disfruté tanto que este año me propuse otro de 4 trails, pero ya mayor distancia, 20-24 para celebrar mis 50 años. Ya lo acabo el próximo 5 de mayo. Me siento especialmente orgullosa de cumplir con este reto, hacer 4 medias por montaña en 4 meses no es cualquier cosa.
Para preparar los triatlones también tuve que “aprender” a nadar, nunca había recibido clases, y fue un poco duro, pero con la ayuda de un entrenador que me asesoró y me organizó las rutinas lo conseguí. Ahora llevo dos años sin nadar, y es uno de mis objetivos a corto plazo, ¡pero no me da la vida para más!
¿Piensas que el deporte es una forma positiva de trasmitir valores?
Por supuesto, creo que el deporte es una afición muy sana y que tenemos al alcance. Primero porque permite tener la cabeza en otras cosas, y resetear el disco duro en muchas ocasiones. Es la mejor terapia para dejar atrás el estrés o la depresión, y para no pensar a veces en tonterías que no tienen mayor importancia. Nos hace llevar una vida más sana, ya que una persona deportista siempre tiene más interés por alimentarse bien, y por no trasnochar de forma habitual. Y eso, se trasmite. Además fomenta valores como el compañerismo y la igualdad. Yo no concibo el deporte sin estos valores. Cuando te marcas un reto difícil y lo consigues, es la mayor inyección de autoestima que una persona puede tener. Ser deportista creo que aporta seguridad, y te hace creer en lo que haces y por lo que quieres a otros niveles: estudios, trabajo, etc.
Hemos visto que vas a la Pilgrim Race, ¿qué significa esto para ti?
La Pligrim Race es un sueño hecho realidad. Ya llevaba siguiendo la prueba desde que comenzó y me encantaba el formato. Soy una apasionada del Camino de Santiago, como he dicho lo he hecho 5 veces desde varios tramos: Roncesvalles, León, Ponferrada, de Santiago a Finisterre y tenía pendiente hacerlo desde Madrid. Por eso me encantaba la prueba. Además el hecho de dormir en campamentos le da un toque aún más de aventura, y el hecho de convivir con una gran pelotón me parece que lo convierten en una gran experiencia, en mayúsculas.
Me siento super afortunada de poder hacerlo, y formar parte de un equipo de chicas de casi de 40 participantes de todas las edades. Seré de las más veteranas del pelotón, con lo que en estos momentos me lo tomo con un regalo, ya que ni en sueños pensé en hacer algo así con esta edad. Compartir aventura con chicas de 20, 30 y 40 años, a las que les sacó un puñado de años (alguna podría ser mi hija) es una inyección de vitalidad. Mi objetivo es dar visibilidad a la mujeres ciclistas de mi edad, ya no es tan fácil estar fuerte porque es cuando empiezan a salir lo problemillas típicos, como la menopausia, problemas de articulaciones, huesos, y en mi caso hipotiroidismo y anemia, que ahora mismo es mi gran pelea. Como me dijo un día una gran amiga, cuando se cumplen los cincuenta, parece que la cabeza va por un lado, y el cuerpo por otro.
¿Cómo te planteas este reto?
Desde que supe hace un par de semanas que iba a la Pilgrim Race, gracias a un concurso que organizo Sportlife en el que salí elegida, lo primero en lo que estoy centrada es en solucionar mi anemia. Me hice unos análisis y estaba demasiado baja, y para un deporte como el ciclismo es un gran hándicap. A parte de la medicación que me ha puesto la hematóloga, estoy suplementando a tope con alimentos que tienen mucho hierro, como hígado, verduras de hoja verde, sardinas, mejillones, huevos, etc. Y mucha vitamina C para asimilar mejor.
A partir de ahora toca sumar kilómetros, con un poco de cabeza. Me he planteado un plan de 9 semanas. Algo de base este año tengo, aunque la verdad que muy poco en comparación de otros. Mi idea es dividir lo que me queda de tiempo en tres minifases, una preparatoria de tres semanas donde me propongo conseguir rodar tres días por semana, y uno más de hacer algo de abdominales y estiramientos. Luego hare otra fase más de acumulación durante 4 semanas, y aquí ya quiero meter distancia y puertos, y una última fase previa con rutas de mtb de más 80 km, alguna de ellas consecutiva. Compaginaré la bicicleta de carretera con la de montaña, creo que la primera es estupenda para conseguir fondo.
Cuéntanos, ¿cómo será esta prueba?
Son siete días de pedaleo. Salimos de Madrid, hacia Santiago. Las primeras 4 etapas son competición, donde se trata de darlo todo, y conseguir un buen puesto en la clasificación. Supongo que aquí los participantes irán a darlo todo. Los últimos tres días son de aventura, de pedalear sin el crono, viviendo el Camino y lo que te aporta. Estos tres días supongo que serán más de convivencia.
Por último, ¿quieres decirnos algo que se nos haya pasado por alto?
Me gustaría animar a las chicas a practicar el ciclismo. Aunque en los dos últimos años el panorama ha cambiado sustancialmente, la verdad es que sigue siendo un deporte mayoritariamente masculino. Aún falta mucho por hacer. Todavía hay pruebas donde la participación femenina es mínima. En mountain bike sobre todo, sigue siendo muy desigual la participación, aunque algo esta cambiado, por ejemplo en la Marcha de Colmenar Viejo, en Madrid, cuando yo comencé a participar hace unos doce o trece años, eramos, dos, cuatro chicas como mucho. En esta edición se ha llegado a las 64. Pero otras pruebas con la Madrid-Lisboa parece que son todo un reto imposible para las chicas, son muy poquitas las que se atreven con eso del GPS y de pedalear de noche.